Una jubilación forzosa

Cambiar de puesto de trabajo siempre entraña riesgos. Y más aún en el mundo de los medios de comunicación. Mª Teresa Campos se la jugó y perdió. Estaba acomodada y contaba con el beneplácito de la audiencia, pero fue pasarse de Tele 5 a Antena 3 y fracasó. Seguramente se marchó detrás de un jugoso y astronómico sueldo, pero ya lo dice el refranero popular: “La avaricia…”.

En la misma tesitura se vio Ana Rosa Quintana, pero ella tuvo más suerte en el cambio a la inversa y siguió con sus éxitos. Ella fue precisamente quien desbancó a la que por entonces era la “reina de las mañanas”.

Es lo que tienen estas cosas. Hasta entonces Mª Teresa Campos era intocable, pero, ante su ausencia de los medios de comunicación, más pronto que tarde muchos antiguos colaboradores y enemigos alzaron su voz y sus críticas contra la comunicadora malagueña y su hija Terelu (ahora también en el paro). Pocos o ninguno fueron quienes lo hicieron mientras estaba en la cima…

Telerrealidad a lo bestia

El rey de los “realitys” ha desembarcado en España. Ha llegado Cambio radical. Ya podemos ser testigos de cómo se puede transformar un patito feo en un cisne o un cardo en una rosa. Dos intrépidos concursantes se someten cada programa a la ley del bisturí para, supuestamente, cambiar sus vidas (lo que ya no sabemos es que si lo harán para mejor o para peor).

Los participantes del programa han de estar dos meses aislados de sus familiares para realizarse todas las operaciones, los tratamientos de estética y el pertinente corte de pelo. Y todo el público es testigo de su evolución.

El programa, bajo la dirección de su presentadora, Teresa Viejo, busca en todo momento la lágrima fácil de los familiares del concursante, que esperan nerviosos en plató para ver en directo los resultados de la transformación. Lo peor es que si el participante tiene hijos, también está presente en el estudio y se convierte en el foco principal de las cámaras. A lo que se llega por la audiencia…

¡Sorprendente?

Tres semanas después de que el presidente del Gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, inaugurara el formato Tengo una pregunta para usted, acudía el líder de la oposición, Mariano Rajoy, a pasar el examen de las preguntas de los ciudadanos (suponemos que esta vez se había pasado por el supermercado para ver a cuánto andaba el kilo de manzanas).

Aunque, a priori, las respuestas de la oposición podrían ser menos interesantes para el respetable y más fáciles de responder para el entrevistado, superó en más de medio millón de espectadores a la intervención de Zapatero y obtuvo 6.338.000 espectadores, según datos de Sofres facilitados por la cadena pública.

¡Sorprendente? Hay que tener en cuenta que el primer programa levantó gran expectación y todos los espectadores que no pudieron verlo, se engancharon al segundo. Además, hay que reconocer que la entrevista de Rajoy fue más ágil, tanto por las preguntas como por las respuestas, puesto que los ciudadanos entrevistadores y el propio entrevistado ya sabían a lo que se atenían. Todo un éxito del formato y de la cadena. Esperemos que haya más programas de este tipo próximamente.

Vuelve un clásico

Vaya temporada de estrenos televisivos llevamos. En esta ocasión, se trata de un reestreno: ha vuelto el mítico Lluvia de estrellas. ¿Quién no vio algún programa cuando lo presentaba Bertín Osborne? Era unos de los espacios más seguidos y se mantuvo muchos años en Antena 3 Televisión. Incluso hubo secuelas del programa (Menudas estrellas y Menudo show), en la que los concursantes eran niños. Ahora, es TVE la cadena que lo emite, conducido por Sonia Ferrer. Pero ya no es lo que era.

No se le ve ya mucho sentido a programas así existiendo formatos como Operación Triunfo, que son los verdaderos cazatalentos. Poco puedes mostrar de tu talento y tu personalidad cantando si estás imitando a otro intérprete. Aun así, da gusto volver a ver las transformaciones de algunos concursantes y disfrutar con las interpretaciones.

Quizá el público no entienda la vuelta de este programa por el rumbo que ha cogido la televisión: ahora sólo nos interesan la telerrealidad y los programas de cotilleo, pero los clásicos nunca mueren (al menos eso dicen). Lo veremos con el tiempo.

Un gran descubrimiento

Desde hace pocos meses, cada mañana se asoma a la ventana televisiva una cara nueva que se empeña en enseñarnos a desenvolvernos entre fogones de una manera muy peculiar. Ariel Rodríguez Palacios, un cocinero argentino muy conocido en su país, presenta El toque Ariel, un revolucionario programa de cocina.

El encanto del espacio es la personal forma que tiene Ariel de conducirlo. Está en todo momento interactuando con el público, bailando, cantando y haciendo bromas con los telespectadores. La receta de su éxito reside en su carisma, en su atractivo acento y en su desparpajo. Además, le avala una gran formación profesional: ha estudiado en las mejores escuelas de gastronomía francesa y ha recibido numerosos reconocimientos.

El toque Ariel es un renovado espacio de cocina que sorprenderá, sin duda, a los telespectadores.

“80 céntimos aproximadamente”

Tras la inoportuna rotura de la cremallera de ‘Pe’ en la noche de los Oscar, ningún otro tema había acaparado tantos minutos de televisión en este 2007: el presidente del Gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, no sabe cuánto vale un café.

Un formato televisivo inédito irrumpió hace unos días en nuestras pantallas. Cien ciudadanos fueron los encargados de entrevistar en directo al presidente del Gobierno en Tengo una pregunta para usted, un nuevo programa de TVE que pretende acercar a los políticos con los ciudadanos y viceversa.

Zapatero llegó al programa con el discurso bien aprendido. Eran obvios y previsibles los grandes temas por los que los ciudadanos iban a preguntarle (prisión atenuada a De Juana, conversaciones con ETA, inmigración, paro, vivienda…). Pero ni el presidente ni sus asesores cayeron en la cuenta de que se iban a someter a preguntas de ciudadanos de a pie, por lo que no valían formalismos, ni estadísticas: los entrevistadores no iban a ser esta vez periodistas. Por tanto, no tenían previstas preguntas como la del café. “¿Cuánto vale un café, señor presidente?” (le espetó un ciudadano harto de ver como Zapatero esquivaba su pregunta aludiendo sólo a las cifras), “80 céntimos aproximadamente” (dijo el presidente).

Más allá de lo que ocurriera, el programa es una iniciativa a aplaudir, ya que sienta un precedente muy positivo en la televisión pública española. Además, la audiencia respondió bien. Una media de 5.834.000 espectadores siguió el espacio, que alcanzó una cuota media de pantalla del 30,3%, según datos de Sofres facilitados por la cadena pública. Tendremos que esperar hasta abril para ver al líder de la oposición, Mariano Rajoy, en la misma tesitura de Zapatero: ¿ofrecerá un registro más próximo que el presidente?, ¿sabrá Rajoy cuánto vale el autobús o el metro? Aquí estaremos para verlo, comentarlo y compararlo. Continuará…

Más vale una retirada a tiempo

No puedo soportar la soberbia y, en algunos casos, la altivez de Mercedes Milá. No seré yo quien la desprestigie a estas alturas de su carrera porque ya lo hace bien ella solita.

Si tan inteligente y culta es esta mujer no sé cómo se prestó en su día a presentar Gran Hermano. A lo que llegamos por dinero… Lo hizo en las dos primeras ediciones y en la tercera lo rechazó, pero en la cuarta lo retomó. Y así ha llegado hasta la octava edición del “reality”.

Lo peor es que ella misma se ha creído que es un gran trabajo el que está haciendo en ese programa y ya el colmo es que nos lo intente hacer creer a los demás. En todas las entrevistas que ha concedido en los últimos años defiende a capa y espada al programa y “a sus chicos” (como califica a todos los concursantes que pasan por Gran Hermano).

Parece ser que la condición que puso para continuar en el programa fue poder presentar en la cadena otro espacio enfocado al periodismo de investigación. Y así es como comenzó en Diario de…, un formato que, en ocasiones, parece más un documental sobre sí misma y su carácter que otra cosa. Desde los planos utilizados hasta la música pasando por ella misma le quitan seriedad al programa. Más que periodista, muchas veces parece una juez y siempre pretende sentar cátedra con todas sus afirmaciones y a la hora de formular preguntas en las entrevistas que realiza.

Y ella siempre debe llevar la razón. Creo que, para lo que está haciendo, se debería retirar porque lo que está consiguiendo es perder la credibilidad día tras día. Lo que hace el ego…

El huracán venezolano

Boris Izaguirre es actualmente uno de los presentadores más famosos y carismáticos de la televisión española. Es de estos típicos personajes que te fascinan o que detestas, pero que nunca te dejan indiferente. Derrocha histrionismo, frivolidad y cara dura por todos los costados, que combina a la perfección con una dulzura y una educación exquisitas.

Boris se hizo conocido en España gracias a su trabajo en Crónicas Marcianas, en el que comenzó como guionista y en el que acabó acaparando el máximo protagonismo. Actualmente derrocha todo su sarcasmo y su crítica mordaz en Channel nº4. Este “showman” venezolano es, además, escritor. Ha publicado desde novelas (Azul petróleo, El vuelo de los avestruces y 1965) a ensayos (Morir de glamour o Fetiche) y ha colaborado en numerosas publicaciones y programas de radio y televisión.

Sin duda, uno de los personajes más peculiares de la televisión que espero que se mantenga mucho tiempo animándonos las tardes.

Un toque de glamour

Channel nº4 parece ser hasta ahora el único programa de las tardes televisivas que no ha sucumbido a los encantos del polígrafo, el único que se mantiene al margen de dimes y diretes y de polémicas de famosillos de tres al cuarto que se despellejan sin piedad por unos euros.

Este programa combina la tertulia entre personajes más o menos conocidos, los reportajes y las entrevistas para animar las tardes de Cuatro, aderezado y presentado por una reciclada Ana García Siñeriz y el huracán venezolano Boris Izaguirre.

Cada tarde la mesa de debate se dedica a un asunto concreto y los contertulios dan su opinión sobre los diversos temas de actualidad. En ella, se sientan personas tan dispares como Vicky Martín Berrocal, Roseta Forner, Teté Delgado, Antonio Albert o Bibiana Fernández, entre muchos otros. Pero, sin duda, el que más anima el cotarro es el propio Boris, que hace entretenida cualquier cosa que comenta.

Un formato sencillo y divertido, al que asisten algunos personajes que, en mi opinión, pintan bastante poco en televisión (¿qué meritos profesionales tiene, por ejemplo, Paola Dominguín?), pero al fin y al cabo es uno de los pocos espacios televisivos vespertinos que huyen del griterío fácil y del insulto continuo. Un escape a la telebasura del resto de las cadenas.

Andaluces por el mundo

No sé si alguno de vosotros ha visto alguna vez el programa Andaluces por el mundo. Se emite los jueves a las 22.00 horas en Canal 2 de Andalucía y os lo recomiendo a todos.

Cada semana, un reportero se desplaza a un país y allí contacta con los andaluces residentes en la zona para que cuente a los espectadores cómo viven en ese nuevo país, qué motivos les hizo abandonar Andalucía y decantarse por esa ciudad, cómo se adaptaron al idioma, cuáles son las diferencias culturales con las que se han encontrado, entre otros muchos temas.

El programa es un gran escaparate para conocer otros países, otras culturas y otras alternativas para buscarse la vida, así como un aliciente para conocer mundo. En él aparecen desde estudiantes que finalizan sus estudios y se van a pasar una temporada para aprender el idioma, personas que se enamoran de extranjeros y se van con ellos a sus países de origen o mayores que se fueron en sus tiempos huyendo de la España franquista o buscando un futuro mejor. Incluso puede llegar a animar a más de uno a embarcarse en la aventura de vivir temporalmente en un nuevo país. Os animo desde aquí a verlo.

Hormigas del pasado

“El pasado siempre vuelve”. Con esa lapidaria frase se anuncia siempre el programa Hormigas Blancas, un espacio que ha hecho temblar ya a las “celebrities” que han sentido los mordiscos de estos bichos, como Carmen Martínez-Bordiú, Isabel Preysler, Lolita Flores o Isabel Pantoja.

El programa, por si alguien no ha caído en la tentación de verlo (que lo dudo) o ha escapado al bombardeo publicitario que hace la cadena que lo emite (cosa que dudo aún más), repasa la biografía de personajes famosos tirando, básicamente, de hemeroteca y de imágenes de archivo.

El contenido del programa es cuanto menos discutible, pero algunos de los documentos nos ha permitido a los de mi generación conocer cómo eran las publicaciones de la época, las cosas que se llegaban a ver la luz y cómo era al fin y al cabo la vida para los famosos de entonces.

Quizá lo peor del programa sea la tertulia que se hace justo detrás del reportaje, que, como no, capitanea Jorge Javier (copresentador de Aquí hay tomate), una de las cabezas más visibles del mundo del colorín. En la tertulia es donde comienza el verdadero despelleje del personaje. Aquí todo vale. Los contertulios invitados recurren a toda clase de chismes de la época para que los espectadores “conozcan” a los famosos.

Y, por supuesto, tenemos las intervenciones del presentador. Lástima que este muchacho no asuma a lo que se dedica. No pierde la ocasión para recitar a Machado, Lorca o Bécquer y dar su opinión sobre los temas políticos de la actualidad más candente en sus espacios. Cosa que naturalmente, no pega nada, pero que él se empeña en hacer para convencernos de que, en el fondo, es culto. A ver si alguna vez este personaje asume dónde está.

Diario de... una polémica

La semana pasada comenzó una nueva temporada de Diario D, el programa que presenta y dirige Mercedes Milá basado en la realización de reportajes con el método de la cámara oculta con un trasfondo de denuncias sociales. En esta ocasión, el reportaje, titulado “Maltrato en la guardería”, versaba sobre la existencia de los centros de educación infantiles que no cumplen la ley, es decir, que no tienen las licencias oportunas y en las que se maltrata a los menores. El programa, como no, originó una gran polémica y una gran alarma social entre los padres de niños pequeños.

Una reportera del programa se hizo pasar por una cuidadora infantil y grabó con cámara oculta los malos tratos que los trabajadores de la guardería madrileña El borreguito azul les infligían a los pequeños. Las imágenes fueron grabadas en diciembre y Mercedes Milá acudió en esas fechas al consejero de Educación, Luis Peral, y al Defensor del Menor, Arturo Canalda, y les mostró las imágenes con el fin de denunciar la situación. Pero ellos no lo comunicaron a los padres, quienes se han acabado enterando el pasado martes con la emisión del programa.

La polémica estaba servida. ¿Por qué si la situación se conocía desde diciembre han esperado a la emisión del reportaje para denunciarlo? ¿Por qué las autoridades no hicieron nada al respecto si tenían conocimiento? Y lo que me parece aún peor, ¿por qué Tele 5 en lugar de esperar dos meses para la emisión del programa no denunció los hechos en un juzgado?

Me parece tristísimo que al final hayan sido los niños quienes hayan pagado la pasividad de unos y otros y que haya primado, por parte de la cadena, el negocio y el morbo antes que los derechos de los menores. Mercedes Milá se ha equivocado en esta ocasión. Ella, que enarbola la bandera de los derechos humanos, también ha errado. Todos hemos perdido un poco con esta situación.

Aquí os dejo uno de los vídeos que se vieron en el reportaje. Os aviso que las imágenes son un poco duras.

Bienvenidos al gran medio televisivo

Hola a todos los que se asomen a esta ventana dedicada a la televisión. Aquí desmenuzaremos la actualidad televisiva, comentaremos los programas, los presentadores y recomendaremos algunos espacios. Asimismo, abriremos un espacio de debate para que los lectores aporten su opinión.

No me importa reconocerlo. Sí, me encanta la televisión y forma parte de mis aficiones. Tampoco me importa reconocer que veo programas del corazón, así como concursos, informativos, telerrealidad...

Actualmente, la televisión es muy criticada debido al rumbo que están tomando los contenidos, pero tampoco creo que sea necesario juzgarla tanto. Está claro que ciertos programas no se deberían emitir en horario infantil ni los niños deberían ver ciertas cosas, pero eso es, en mi opinión, responsabilidad de los padres, que son quienes deben guiar el consumo televisivo de sus hijos. Además, todos los programas no son tan malos, no generalicemos.

Pero no adelantemos acontecimientos. Iremos poco a poco.

¡Bienvenidos!